miércoles, 23 de marzo de 2011

Entre lobos y corderos

Tanto tiempo sin un post no es casualidad. Mi vida ha sido un torbellino durante el último mes y retomar el blog me ha costado una enormidad. Pensé durante varios días cuál sería el tema de este post... En efecto, tengo varios en el tintero. Casi todos ellos hablan sobre los pastelazos que nos encontramos en nuestras vidas... Sobre esos seres hedonistas y egoístas que sólo piensan en el placer del momento olvidando por completo los sentimientos ajenos. Sin embargo, hoy no quiero hablar de la regla, sino sobre las excepciones a ella. Porque aunque no lo crean, existen.

Toc, toc... Aunque suene cliché el amor tocó a mi puerta. Y al otro lado estaba la persona que menos esperaba. O al menos en el “envase” que menos esperaba... Un cordero pecoso, un tanto rechoncho y extremadamente regalón. De esos que una loba avezada suele cazar para satisfacer su hambre en forma momentánea... Un cordero de mirada diáfana y cristalina. De sonrisa infantil. De honestidad abrumadora y de sentimientos a flor de piel... Y la que terminó en la parrilla, definitivamente fui yo. O cómo diría el dicho popular: fui por lana y terminé trasquilada...

Acostumbrada a vagar entre lobos, a tratar de leer e interpretar sus movimientos, había olvidado cómo son las relaciones entre corderos. Relaciones alegres, puras y transparentes, las cuáles no necesitan un diccionario para ser traducidas. Los lobos pueden resultar muy atrayentes. Cazadores por esencia. Manejan el arte de la seducción cómo Alexis Sánchez maneja el balón. Pueden ser apuestos y musculosos. Con oblicuos marcados y miradas profundas. Sofisticados y glamorosos. Con vidas ocupadísimas y llenos de proyectos importantes. Interesantísimos. Con un mundo envolvente. Pero acostumbrados a su soledad y a jugar con las corderitas, que tal cómo yo, se las dan de lobas.

Entre lobos y corderos, esta fiera domada ha aprendido que nunca debe decir nunca... Corderos lobos, lobos corderos... Flacos, gordos, pelados, peludos, lampiños, altos, bajos... Que más da??? Porque finalmente los kilos se pueden bajar, los músculos engrosar, los pelos depilar, los dientes blanquear, pero el alma no se puede maquillar. No existe cirugía plástica que extirpe el ego desmedido. Ni una manicure para mejorar las manos que no saben acariciar. Ni un lifting para estirar el corazón arrugado de un ser amargado. Ni láser que cure la miopía del espíritu. Porque las mancuernas pueden servir para entrenar brazos fuertes, pero no para enseñar a abrazar fuerte... Las máquinas de ejercicios pueden generar espaldas grandes, pero no necesariamente hombres que te respalden... Las trotadoras y elípticas pueden mejorar la capacidad física para correr una maratón, pero no necesariamente la capacidad para volar a tu lado cuando lo necesitas...

Después de todo debo admitir que, si bien es cierto me gusta danzar con lobos, prefiero comer cordero!!! 
B.

1 comentario:

  1. Me alegra saber que estas contenta...y que el amor toco tu puerta.
    Pagamos caro la cobardía de otro, que no supo valorar lo que tenía.
    Pero el tiempo pasa, las heridas cierran y siempre cuando menos lo esperas una nueva primavera te sorprende...
    TQM

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