jueves, 20 de enero de 2011

Cuándo Charlie aparece... Es mejor huir!!!

¿Quién no ha tenido un Charlie en su vida? Ese tipo rancio, bien rancio, que llega a tu vida en un momento de vulnerabilidad. Ese que, con el tiempo y la distancia, no sabes cómo ni porqué dejaste entrar en tu vida... Ni menos cómo lo dejaste entrar en tu cama!!! Lo peor es que te atrapan... Quizás porque estás tan necesitada de un abrazo que toleras lo intolerable. O tal vez, porque ese tipejo apela a tu instinto maternal. Y una insiste en apapacharlos... Si hasta sientes pena porque el pobre tiene un pene muy pequeño o porque no se le para!!! Y en vez de huir, crees que puedes ser su salvación... Sientes que contigo será diferente. Que eres la excepción. Que le arreglarás la vida. Total el sexo no lo es todo en la vida de pareja. Y pobrecillo, está tan desamparado... Pura manipulación sicológica!!!

Al principio te conquistan con rosas. Especialmente rojas. Te dedican canciones y te regalan peluches gigantes. Te llevan, te traen, te invitan, te miman... Por supuesto parte importante de su estrategia consiste en conquistar a tu familia y a tu círculo de amigos más cercanos. Y caes como una boba. El problema es cuándo un día te despiertas y te das cuenta de lo que realmente tienes al lado. Una bosta que ni siquiera sirve para tener un esbozo de orgasmo. Si no funciona en la cama, de nada sirven las rosas rojas!!! Y cómo sabe que la falla es de el, se siente en deuda y se vuelve un ser inseguro. Un celopata insufrible que no te deja vivir tranquila. Pero ya es tarde... No lo puedes expulsar!!! Ya se prendió como garrapata a tu vida!!! Si hasta tu mamá lo ama!!!

Te armas de valor y decides terminar la relación. Y aquí empieza lo bueno... Los discursos al más puro estilo teleserie venezolana. “Es que no puedo vivir sin ti, chica” Y le siguen las amenazas de suicidio. “Te informo que he pensado seriamente en tirarme a la línea del metro” (que considerado) “Si no abres esa puerta me tomaré todas las pastillas que hay en mi velador” (si claro, con suerte se quedará dormido). Después las amenazas incluyen tu integridad física. “Si yo no puedo ser feliz, pues tu tampoco lo serás” (uy! que pena!) “Quemaré esta casa junto contigo para que no quede recuerdo de lo que alguna vez fuimos” (ups! esto ya tiene ribetes de película de terror). Y luego, cuándo al fin has logrado separarlo del lado externo de la puerta de tu departamento (si es que no ha logrado botarla a golpes), empiezan los llamados de madrugada. Y los silencios detrás del teléfono. Cómo si una fuera idiota y no supiese quién es el autor de tales llamadas. “Aló!!! Hay alguien ahí???” “Voy a contar hasta tres antes de cortar” “1, 2, 3... Cri cri, cri cri...” Ya después la cosa pasa a castaño oscuro. Los llamados son a toda hora. Al teléfono de la pega, al celular, al fijo de la casa... A los teléfonos de tus amigas!!! Que miedoooooo!!! Y de pronto te lo encuentras de frente en la calle. O a la salida de tu pega. O en el café que sueles frecuentar con tus amigas. Te está siguiendo!!! Que horror!!! Y te pinta escenitas de celos. De las más impresionantes que haz visto en tu vida!!! ¿Cómo llegaste a eso? ¿En que mierda estabas pesando cuándo te metiste con ese pelmazo?

Por eso si te encuentras con un Charlie en tu vida, corta por lo sano... No caigas en la tentación de ser su terapeuta y: HUYE lo más raudo posible!!!

Después de todo, soldado que arranca sirve para otra batalla!!!
B.

1 comentario:

  1. Jajaja, los Charlie... con mi amiga le decimos los Willy!!! Siempre hay uno disponible en el peor momento, los peores los "psicowilly".
    Espero no tener que toparme con uno otra vez!!

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